Ilusión perdida

 



He perdido la ilusión por aprender



Mientras lo pienso, comprendo que estoy en otro de mis momentos bajos, donde los grises se apoderan de mi paleta vital.

En estos días, me ha llegado la opción de aprender herramientas de formación on-line e incluso referencias a la PLN (Programación Neuro Lingüística) que había empezado a tocar años atrás. Y, sin embargo, no he desarrollado ningunas ganas de aprender sobre ello. Ni una cosa, que voy a necesitar  en este presente, ni la otra han conseguido motivarme. Me vuelvo a sentir vacío, con una perspectiva lineal, de bajo registro, y se me antoja polvorienta y que tiende aburridoramente al tedio.

Por otro lado, me digo que es necesario y positivo bajar a la arena de vez en cuando y nadar (a contracorriente) con unos sistemas ineficaces, que se cuelgan, se borra información, se apaga, se bloquea, impide el acceso y otras lindezas que hay que gestionar a diario. De nuevo al trabajo de hormiguita, machacón, repetitivo y rutinario, nada mejor para entender los sentimientos que disfrutan mis compañeros, los agentes.





Sinceramente, el mantra de mantienes_el_trabajo-aprieta_los_dientes-sigue_adelante, me parece irrisorio ahora mismo. El día que pierda el trabajo lo veré de otra manera.

Pero ahora necesito nervio, motivación, tal vez algún acelerón aunque me hagan sufrir, un sofocón que te permita sentirte vivo. Siete meses de teletrabajo, con la misma habitación, la misma ventana y trabajar en zapatillas hacen mella. La cabeza trata de mantenerse erguida, pero deriva hacia lo oscuro, baja la luz y un viejo conocido gris renueva su contrato.

¿Qué se puede hacer para recuperar la ilusión, el ímpetu, las ganas?  

Interesan colores vivos que tiñan de luz mi espíritu. Razón: aquí, yo mismo.


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