CONFIANZA
Después de pasar
por un proceso de paro forzoso, demasiado largo aunque utilizado también para
limpiar de telarañas negativas la mente y el espíritu, la autoestima suele
resentirse. Por mucho que uno intente evitarlo, baja la autoconfianza, sube el
temor a equivocarse y las pocas oportunidades que llegan pueden aparecer como
lejanos oasis que si no fructifican supondrán una muerte segura en el desierto
de la inacción.
Por eso cuando
aparece la figura de esa persona que te aporta confianza, que te da apoyo y
confía en tu saber y tu saber hacer, renace el espíritu positivo y el alma
arrugada por las contrariedades revive, vuelve a respirar y re-aprende a
sonreír.
Es increíble lo
que otras personas pueden causar en la moral de uno, para bien y para mal. Pero
hoy me centro en los espíritus benefactores, aquellos que ayudan, apoyan y
creen.
Gràcies,
Cristina, per creure en mi.
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