Camino de Santiago
Ponferrada
26/06/22
Este año,
finalmente, me he decidido y voy a realizar con Maite (impulsora y entusiasmadora
de la idea) los últimos 200 km del Camino francés. Concretamente 212 km
comenzando mañana lunes 27/06 desde Ponferrada. Hoy viajamos en avión hasta
León y de allí a Ponferrada en Bus.
Este proyecto
idealizado y preparado ya varias veces se inicia con algunos problemas físicos.
Desde hace ya unos meses, sufro de una fatiga desconocida que dificulta mis
caminatas y entrenos. Debo sumar, además, los dolores en ambas rodillas, sobre
todo la derecha, que me hacen cojear -en ocasiones ostensiblemente- varias
veces especialmente después de estar sentado mucho rato.
Las 9 etapas
previstas son duras, con más de 23 km de media por etapa. Y seguidos. Temo por
la forma física, por mis rodillas y por mis pies. Pero el sufrimiento forma
parte del Camino y de su atractivo y cuento con él. Espero que pasarlo y ser
capaz de gestionarlo y superarlo me ayuden a encontrar una paz interior, una
introspección que mejore mi fuerza mental y mi estado anímico general.
Compartiré con
Maite gran parte de las etapas para que su experiencia me guíe (siete veces
lleva ella haciendo varios tramos, aunque ninguno tan largo) y me acoja en
momentos duros.
Ojalá la
experiencia vital sea tan atractiva como se prevé. Mañana empezamos a caminar.
Etapa 1
Ponferrada-Villafranca
del Bierzo. Lunes 27/06/22. 23,83 km 5h49’13”
Como los últimos
kilómetros de la etapa, el día ha sido un enlace de toboganes físicos y
anímicos. Empezaba el día con el subidón del inicio del Camino, con mucha
ilusión y muchas ganas, pero a poco de empezar la rodilla ha empezado a
molestar y a pinchar, ralentizando la marcha y creando nubarrones anímicos
sobre la opción de haberme lanzado a realizar este Camino. ¿Todos los días será
igual? Así no lo voy a aguantar, no acabaré jamás… El bajón anímico ha llegado
hasta el km 10 aprox cuando nos hemos juntado con una familia de Estados Unidos
una pareja de 50 y 60 y tantos con un hijo (adoptado?) de 10 años. Maite ha
entablado conversación en inglés con ellos y, aunque reticente al principio, he
caminado junto a Jerry -conversando con él en inglés- unos dos kilómetros que
han resultado cómodos y agradables. Llegamos a Cacabelos y parada para comer y
beber algo y cambio de calcetines. La parada y el descanso me han ido bien y,
reanudando, Maite ha puesto una marcha más y se ha escapado. Me he quedado sin
embargo con buen ritmo y sin dolores, adelantando a una buena cantidad de
chicos andaluces (de San Fernando, Cádiz) que iban en un grupo numeroso.
Han salido 24 km
en total y he sufrido también en los últimos dos, pero del 12 al 22 he hecho
diez km bastante bien.
Llegado al hotel,
la sorpresa negativa. La maleta no ha llegado por error y nos hemos enterado que está
en la siguiente parada, O Cebreiro. Sin ropa, sin cargadores, sin pasta de
dientes, toca hacer de peregrino real y apechugar con lo que toque.
A mediodía, tabla
de embutidos del Bierzo y para cenar croquetas de cecina. Que no falten las
bondades de la tierra.
Bastante cansado
y un poquito atemorizado ante el tapone de mañana. 29 km con los últimos
4 o 5 de subida a O Cebreiro. A por ello.
Etapa 2
Villafranca del
Bierzo – O Cebreiro. Martes 28/06/22. 28,5 km. 7h30’ + 50’ pausas (garmin
apagado del 20 al 27 por falta de batería)
Hoy tocaba etapa
reina en el Camino, 28,5 km distribuidos en 23 km llanos y 5,5 km de fuerte
subida al final. Mentalmente estaba preparado, pero me preocupaba el físico
porque ayer no fui bien. Pero hoy, con casi 20 km de carril añadido a la
carretera, ha sido muy bueno. He aguantado muy bien y los primeros 20 se han
hecho sin problemas, como si entrenara. La subida final hasta O Cebreiro se ha
hecho dura porque es muy exigente pero he aguantado muy bien, casi siempre en
cabeza y esperando a Maite
Contento por el
logro y satisfecho de comprobar que si la rodilla responde, el fondo físico
está bien, donde debe.
Llegada a O
Cebreiro después de más de 8 horas de ruta, pero con pausas y descansos bien
previstos y con cerveza y orujo para cerrar una comida sencilla (bocata de
queso/empanada comprados previamente por si era necesario comer antes de acabar) a quarts de cinc después de llegar. Ahora, más relajado y con la
maleta a buen recaudo, me quedo más tranquilo.
Etapa
enriquecedora en lo anímico y en los paisajes del último tramo. Muy buena
temperatura a pesar del sol. Seguimos
Añadido. Tras
escribir estas líneas, sufro un desvanecimiento y vomito el bocadillo; me
llevan en ambulancia a un centro médico para chequeo. Bajada de azúcar, sin
más.
Etapa 3
O
Cebreiro-Triacastela. Miércoles 29/06/22. 23,46 km. 5h52’08
Después de la muy
dura etapa de ayer, hoy las guías marcan como etapa de descanso para
animar al personal pero, lo mires como lo mires, te chupas más de 20 km.
Hoy ha tocado la
primera etapa enteramente gallega y la tierra nos ha recibido con el clima típico
de la zona, fresco tirando a frío -toda la etapa entre 10º y 14º- niebla y
orballo (esa lluvia que parece que no caiga y te acaba empapando y enfriando).
Hoy gran parte de
la etapa iba por caminos emboscados paralelos a una carretera, pero no junto a
ella. La niebla cerrada hacía que pudieras prever “encontrarte” con meigas o
una ristra de espíritus con un cirio en la mano. Hay una corta pero durísima
cuesta para llegar al alto de Poio y un descenso paulatino al principio y más
acusado al final de etapa.
Finalmente nos
han salido más de 23 km de etapa cosa que ha hecho duro el último tramo porque
mentalmente ya habíamos “acabado” y cuesta más llegar al final.
Después de tres
etapas me siento bien físicamente -mejor de lo que esperaba- con alguna
molestia soportable en la rodilla y un callo bajo un dedo del pie izquierdo.
Pero el sistema Maite de hacer cambio de calcetines e hidratación de
pies (Tractopon, mano de santo) a mitad de la etapa ayuda a llegar bien.
Fruta, algún dulce y frutos secos para mantener la energía.
Como anécdota,
ayer Maite comió poco y sufrió al final por una pájara y le costó mucho acabar
y yo sufrí un desvanecimiento por la tarde después de comer parece que por
falta de azúcar. Mañana más.
Etapa 4
Triacastela-Sarria.
Jueves 30/06/22. 19,33 km. 5h12’17”
Una nueva etapa
en la que hoy, teóricamente, teníamos la etapa más corta con 19 km.
Sabíamos que de
salida había una subida con algunos repechos duros pero que en el km 5,5 ya se
acababa la subida. Pero, posteriormente, había algún descenso endemoniado en
los que había que clavar bastones y tirar de cuádriceps. He ido bastante bien,
aunque me ha dejado la rodilla bastante adolorida.
Hoy transitábamos
entre castaños haciendo camino por la Galicia rural entre aldeas pequeñas y
vacas comiendo pasto. Al verlas comer ante el inmenso prado, entiende uno el
porqué de la fama de la carne de vaca gallega. Se alimentan de los mejores
pastos en un ambiente bucólico y tranquilo. Hemos ido en caminos paralelos a
pequeñas carreteras comarcales de la provincia de Lugo.
Hoy el día ha
sido fresco con sol y nubes y solo en la última hora previa al fin de etapa el
sol apretó algo y obligó a cubrirse la cabeza, pero a mediodía, una vez
acabamos la ruta, parados y sentados junto al río en Sarria, el viento era frío
y nos obligó a cubrirnos para disfrutar tranquilos del pulpo con Albariño con
que recuperamos fuerzas.
La acumulación de
etapas empieza a hacerse notar y cada día aparecen dolores o achaques nuevos:
la rodilla, el callo bajo el pie izquierdo, los isquios, los gemelos, lumbares…
pero seguimos en camino y casi hemos alcanzado los primeros 100 km de Camino. 4
etapas sobre 9 y seguimos caminando por esta tierra gallega sufriendo un poco y
disfrutando mucho. Pensando que siempre hay que dar un poco más para llegar,
estés como estés, cansado, muy cansado o agotado. Siempre un paso más, siempre
un poco más allá.
Etapa 5
Sarria-Portomarín.
Viernes 1/07/22. 22,25 km. 5h24’13”
Cambiamos de mes
el día que, por una parte, alcanzamos los 100 km acumulados y, por otro lado,
quedamos a menos de 100 km de Santiago.
Cruzamos el ecuador
de este camino de Santiago compartido con Maite y ha sido un poco cruzar todo
el horizonte climático gallego en una sola etapa. Salimos de Sarria sobre las
8:15 con una niebla baja y espesa que cubría todo el paisaje y enfriaba todo
menos el ánimo. Las manos iban frías pero, ya desde el inicio hemos notado la
presencia de muchos caminantes “noveles” que iniciaban hoy su andadura. La ropa
impoluta, el caminar apresurado, los rostros sonrientes de quien empieza una
aventura. Desde hoy, el Camino es diferente porque muchos kilómetros de todas
las etapas vas en pelotón sobrepasando y siendo sobrepasado por gente variada
que ya no saluda ni se interesa siempre por ti. El resto de caminantes que ya
arrastramos polvo tenemos otro ritmo y en la piel se notan esfuerzos y soles pasados.
Iniciamos etapa
subiendo y con algún repecho exigente, en el plazo de una hora. Fuimos
escondiendo paulatinamente chaquetas y mangas. La etapa transcurre por la
Galicia rural con alguna iglesia escondida, aldeas solitarias y multitud de
vacas pastando y comiendo.
Llevamos ya dos o
tres días compartiendo gran parte del camino con numeroso grupo de adolescentes
de Madrid con los que vamos haciendo la goma entre sus paradas y las nuestras.
Cuando coincidimos, hay que tolerarles ese “escandaloso proceder” típico de la
edad en que hablan a gritos, se exclaman de todo o ponen música alta allá donde
van. Por lo demás, algún caminante con los que coincidimos varios días, saludos
a los paisanos y este verde tan gallego que indica todo lo que debe llover
aquí. Qué envidia. A media etapa el sol se instaló en lo alto y nos brindó su
luz y calor hasta la llegada a Portomarín. Al final de los 22 km de hoy,
cruzamos el Miño y subimos una escalinata para llegar a destino.
Etapa 6
Portomarín-Palas
de Rei. Sábado 2/07/22. 25,38 km. 5h53’54”
Etapa larga hoy,
con más de 25 km que nos han dejado exhaustos al final de la misma.
Volvemos a las
pautas habituales del camino gallego, niebla al salir y calor al llegar.
Afortunadamente, la niebla tardó en disiparse y eso evitó que el calor apretara
más de hora y media o dos.
Tramo de la
Galicia interior donde en varias ocasiones el camino transcurría paralelo a
alguna carretera comarcal. Con la niebla tampoco ha sido posible admirar mucho
el paisaje y, cuando ha sido posible, éste era poco atractivo o repetitivo.
Algún tramo
emboscado con robles y castaños ayudaban a levantar la vista, pero muchas veces
caminar por carretera hace el trayecto cabezón y largo. Últimos kilómetros con
un punto de agonía ansiando un final que se hizo esperar.
Mañana, etapón
de 29 km para legar a Arzúa. Las piernas vienen rechinando de hace algunos días
por la prueba tan dura a la que las sometemos.
Etapa 7
Palas de Rei-Arzúa.
Domingo 3/07/22. 28 km. 6h35’44”
Alcanzamos la
semana de rutas del camino con un trayecto muy largo y muy, muy duro para
llegar a 40 km de Santiago. Tramo rompe-piernas lleno de toboganes que
mentalmente hace mucho daño por tener que adaptarse continuamente a un
sube-baja endiablado.
Afortunadamente,
hoy amaneció nublado y la temperatura fue todo el camino fresca y húmeda; tan
húmeda que durante la última hora nos llovió, a veces de manera intensa. Los 28
km sin embargo se han hecho llevaderos gracias a la diversidad paisajista y los
“pasillos verdes y húmedos” por los que transitábamos entre árboles, musgo y
helechos.
A pesar de la
dureza del recorrido, hemos conseguido alcanzar la meta con la piernas
doloridas pero las ganas intactas. Seguimos porfiando por llegar al Obradoiro -ya
muy cercano- y conseguir el éxito de hacer nueve etapas de camino a pie
seguidas y con la única ayuda del transporte de la maleta.
Los pies -algo
hinchados- y las piernas -renqueantes- nos hacen pensar en la dureza de los
transcurrido, pero el espíritu entero y la moral por las nubes para alcanzar
esta meta a pesar de la edad, los hándicaps y las dificultades.
Cada tarde,
dedicamos una parte a cuidar y masajear pies y piernas y descansar del esfuerzo
de la mañana. Pero cada día salimos a caminar un poco -si es posible en chanclas-
para estirar algo las piernas, aunque cueste moverlas. Luego, visitamos el
entorno y comemos algún menú que aporte energías y nos regale los manjares de
la tierra.
Etapa 8
Arzúa- O
Pedrouzo. Lunes 4/07/22. 21,15 km. 4h57’00”
Tras una etapa
muy larga, venía una etapa más corta, como de “descanso”; pero el Camino no
tiene etapas fáciles, ni cortas, ni etapas de transición. Aquí se sufre cada
día por las cuestas, por la dureza, por los toboganes, por la acumulación, por
lo que sea. Y hoy no ha sido una excepción. Ni la cercanía de Santiago ayuda a
ver el final ni atenúa los últimos kilómetros que juegan con la N-547, ahora se
va al lado, ahora se cruza, ahora vamos por el arcén, ahora por un caminito
adyacente.
Vas, continúas,
sigues, buscando los mojones para ver el tránsito de los kilómetros, ansiando
el final, viendo como las cifras de distancia bajan y ya hemos llegado a bajar
de 20. Los mojones se suceden desde que entras en Galicia cuando aún quedaban unos
150 para acabar.
Durante la etapa
de hoy hemos admirado otra vez la Galicia rural, con animales varios. Cigüeñas,
gatos, vacas y algún cordero, pájaros trinando y aquellos pasillos en sombra
donde los árboles (mayoritariamente castaños, robles y eucaliptus) a derecha e
izquierda crean unos corredores por donde pasamos a veces con la mirada alta,
disfrutando del frescor, del viento entre las hojas, de la sombra que nos
regalan.
Nosotros, con
nuestros bastones repiqueteando sobre el suelo y la mente divagando sobre cuitas,
problemas o anhelos. Y, aunque cueste, llegamos a la meta deseando parar una
vez más para recuperar nuestras piernas y nuestros pies. Hay que cuidarse para
poder continuar.
Mañana etapa final; Santiago nos espera.
Etapa 9
O Pedrouzo-Santiago.
Martes 5/07/22. 20,04 km. 4h46’02”
Y, por fin,
llegamos a Santiago.
Decidimos salir
muy temprano (7:04) para poder caminar con tranquilidad y evitar en lo posible
los grupos grandes que suelen salir sobre las 8.
Con las primeras
luces del día salimos a caminar en la última etapa, hoy rodeados casi siempre
de bosques de eucaliptus que nos han proporcionado mucha sombra.
La etapa
transcurre al principio por las cercanías del aeropuerto de Santiago y desemboca
en el monte do Gozo ya muy cercano a la capital gallega. El monte se llama así
por describir la sensación de alegría que sentían los peregrinos al llegar a él
y alcanzar a vislumbrar las torres de la Catedral después de muchos días de
imaginarla.
La entrada en la
localidad se hace eterna, transcurriendo por una avenida larguísima y tediosa
que hace interminable el final.
La anécdota del
día se produce a pocos metros de la llegada al Obradoiro cuando, agotados y con
ganas de acabar, escuchamos las notas de una gaita que suena habitualmente en
uno de los arcos de entrada a la plaza. De manera algo extraña, creí adivinar
que las notas que sonaban eran “Els Segadors” creyendo que soñaba o que me
traicionaba el cansancio. Así se lo dije a Maite, que negaba con la cabeza.
Pero conforme nos
acercábamos, ambos llegamos a confirmar que era real. Sonaba nuestro himno
nacional… ¿en el Obradoiro? ¿a nuestra entrada?
Apretamos el paso
y entramos así, con el puño en alto y -ante la extrañeza de las personas que
transitaban por allí- cantando a voz en grito Bon cop de falç defensors de la
terra.
Yo, que me
mostraba escéptico ante la posibilidad de emocionarme mucho a la vista de la
Catedral tras las etapas del Camino, entré con la piel erizada, contento, verdaderamente
eufórico por la gesta realizada.
Han sido nueve
días y más de 210 km de esfuerzo, superación y constancia en un hecho que no sé
si repetiré pero que me ha gustado y me ha llenado espiritualmente.
Nueve etapas
211,94 km
52h 50'


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