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Mostrando entradas de octubre, 2018

Sembrar

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Sembrar cordialidad por allí donde pasas supone una serie de ventajas. Una de ellas, que vas a recibir lo mismo por parte de una mayoría de tus semejantes que responden con una sonrisa a una buena palabra o un deseo. Por otro lado, si debes volver a recorrer ese camino, aquella cordialidad que sembraste en su momento, cosechará su frutos y podrás trancurrir por ella de manera cómoda. Si eliges esta vía como forma de ser, notarás sus beneficios expresados en saludos cordiales,palmaditas en la espalda, amplias sonrisas y alguna carcajada estentórea que se escapará para añadir banda sonora a la positividad. Exite otro camino, otra manera de hacer las cosas, pero si eliges sembrar discordia y aportas celos, desconfianza o burla, tal vez tu ego crezca en un primer paso y te sientas el más grande. Pero las almas pisoteadas o denigradas se convertirán en espinas si debes retornar por ese camino. Ya lo dice el refrán; quien siembra vientos...

CONFIANZA

Después de pasar por un proceso de paro forzoso, demasiado largo aunque utilizado también para limpiar de telarañas negativas la mente y el espíritu, la autoestima suele resentirse. Por mucho que uno intente evitarlo, baja la autoconfianza, sube el temor a equivocarse y las pocas oportunidades que llegan pueden aparecer como lejanos oasis que si no fructifican supondrán una muerte segura en el desierto de la inacción. Por eso cuando aparece la figura de esa persona que te aporta confianza, que te da apoyo y confía en tu saber y tu saber hacer, renace el espíritu positivo y el alma arrugada por las contrariedades revive, vuelve a respirar y re-aprende a sonreír. Es increíble lo que otras personas pueden causar en la moral de uno, para bien y para mal. Pero hoy me centro en los espíritus benefactores, aquellos que ayudan, apoyan y creen. Gràcies, Cristina, per creure en mi.