Viajar

Lo desconocido, esa sensación que tira del espíritu y provoca que se abran los ojos, y los oídos, y la mente. Buscamos ver panoramas diferentes, ese horizonte ignoto que se dibuja en la retina con ganas de quedarse atrapado. Los sonidos buscan en el diccionario del recuerdo alguno semejante con que comparar. Nos detenemos de pronto a escuchar, acción poco frecuentada y menos en terreno local. Nuevas formas y sinfonías en ciudades escondidas en algún documental. Puertas, gente y espejos. Calles, rótulos y costumbres. Viandas y caldos propios, con ánimo de descubrir paladares nuevos. Papilas y pituitarias deben ejercitarse para saborear los placeres que se hacen visibles ante nuestra cara. Y los ojos bailan y se abren buscando la mejor perspectiva. A mil kilómetros de casa, con un océano atravesado. Necesito abrir la mente a todos los estímulos posibles y disfrutar de todos los momentos. Árboles milenarios, paseos alfombrados de hojas, sentidos a flor de piel y pulmones repl...